
1.- Cuando entro
a trabajar, son las siete menos cinco, me sorprende el sol saliendo por la carretera que viene del Este y que pasa por Barcelona. No me gusta terminar en la discoteca y que en la calle ya sea de día, pero menos me gusta entrar a trabajar de noche y salir a mediodía sin saber si fuera llueve o hace sol. Todo el invierno entrando sin ver la luz del sol, y hoy, despues de una semana de vacaciones, apuntaban los primeros rayos del día, justo antes de encerrarme a trabajar: una alegría más. En esta ciudad en la que vivo,
Madrid, suelo disfrutar de su cielo azul intenso y transparente. Aquí, los cambios de noche a dia, o viceversa, son explosiones de colores producidas por el encuentro de la luz y la oscuridad que juegan por minutos a permanecer unidos hasta desmembrarse en multiples y sutiles gamas de colores. Entonces me gusta callar, mirar y escuchar. En esta ciudad en la que vivo, Madrid, esos momentos son escasos, o el sol sale a deshoras o la luz esta manchada por el carboncillo desprendido de un papel de calco.
(2.-Lisboa, ciudad colgada frente al Oceano. Orgullosa de si misma, resistente a terremotos e incendios. ¡Que no se muera nunca!. Ah, si viajan a ella no olviden sus gafas de sol, su luz blanca puede ser cegadora.
3.- Volver, la película: habrá que verla antes de que te la cuenten. Con la mirada limpia se disfruta más.)