Sorprendente cabecera de la pelicula “El señor de la guerra” (Lord of war); de Andrew Niccol, con Nicolas Cage la película trata de eso, del comercio de armas, desde el primer mundo hacia los otros, casi siempre ilegal, o podemos decir siempre, armas por diamantes, balas que siempre acaban sobre los más desfavorecidos, riqueza que siempre termina en manos de mafiosos sin escrúpulos; la cinta, aunque se ve con facilidad, es una película fallida, con muchas lagunas y altibajos de guión. Lo mejor: los títulos, que en apenas dos minutos nos muestra la vida de una bala.
“¿Qué me joda? Jódete tú. Y esta ciudad, y sus habitantes. Que se jodan los mendigos que se ríen de mí a mis espaldas. Que se joda el limpiacristales que me ensucia el parabrisas. ¡Búscate un curro! Los Sijs y los paquistaníes, a toda leche en sus taxis decrépitos, rezumando curry por los poros, apestándome el día, aprendices de terrorista. ¡Más despacio joder! Que se jodan los chicos de Chelsea con sus pechos depilados y sus bíceps, haciéndose mamadas en mis parques, meneando sus pitos en mi canal 35. Que se jodan los tenderos coreanos con su fruta carísima y sus flores envueltas en celofán. 10 años aquí y siguen sin “hablal” inglés. Los rusos de Brighton Beach, matones sentados en los cafés, bebiendo té en vasitos con un terrón entre los dientes. Tramando y negociando. ¡Volved a vuestro puto país!
Que se jodan los hasídicos, paseando por la calle 47 con sus gabardinas cubiertas de caspa, vendiendo diamantes del apartheid. Que se jodan los de Wall Street, supuestos amos del universo. Imitadores de Michael Douglas alias Gordon Gekko, planeando cómo dejar sin blanca a los pobres trabajadores. ¡A esos capullos de Enron, cadena perpetua! ¿Crees que Bush y Cheney no lo sabían? ¡No me jodas! Tyco, Imclone, Adelphia, Worldcom. Que se jodan los puertorriqueños. Disparan la deuda social. El peor desfile de la ciudad. Y nos hablemos de los dominicanos. A su lado, los puertorriqueños son una maravilla. Que se jodan los italianos con su pelo engominado, sus chandals de nylon y sus medallas de San Antonio, blandiendo sus bates de beisbol firmados por Giambi, presentándose a pruebas para LOS SOPRANO. Las esposas del Upper East Side con sus pañuelos de Hermés y sus alcachofas “gourmet” a 50 pavos. Caras sobrealimentadas, estiradas y alisadas, tensas y brillantes. ¡No engañas a nadie cariño! Los hermanos de la zona norte. Nunca pasan la pelota, no juegan de defensa, dan 5 pasos para entrar a canasta y luego culpan de todo al hombre blanco. La esclavitud se abolió hace 137 años. ¡Pasad la puta página! Que se jodan los polis corruptos que sodomizan con un desatascador, sus 41 tiros, protegidos por un muro azul de silencio. ¡Burlais nuestra confianza! Que se jodan los curas que meten mano a los niños inocentes. Que se joda la iglesia que los protege, librándonos al mal.
De paso, que se joda Jesucristo. Salió bien parado. Un día en la cruz, un fin de semana en el infierno y los aleluyas de los ángeles para toda la eternidad. Intenta pasar 7 años en el talego de Otisville.
Que se joda Osama Bin Laden, Al-Quaeda y los retrasados capullos fundamentalistas y cavernícolas de todo el mundo. Por los miles de inocentes asesinados, ojalá paseis el resto de la eternidad con vuestras 72 putas, ardiendo en keroseno en el infierno. Jinetes de camellos con toallas en la cabeza, besad mi culo irlandés. Que se joda Jacob Elinsky. Llorón insatisfecho. Y Francis Slaughtery, mi mejor amigo, que me juzga mientras le mira el culo a mi novia. Que se joda Naturelle Riviera. Confié en ella y me apuñaló por la espalda. Me envió a la cárcel. ¡Puta asquerosa! Que se joda mi padre con su eterna pena, detrás de esa barra, bebiendo sifón, vendiendo whisky a los bomberos, animando a los Bronx Bombers. Que se joda esta ciudad. desde los adosados de Astoria hasta los áticos de Park Avenue. Desde las viviendas sociales hasta los “lofts”. Desde los bloques de Alphabet City hasta las casa de Park Slope y los pisos de Staten Island. Que los arrase un terremoto. Que los destruyan los incendios. Que quede todo hecho cenizas, que suban las aguas y sumerja este lugar infestado de ratas. ... No, jódete tú Montgomery Brogan. ¡Lo tenías todo y lo echaste a perder, gilipollas!”
...cuando se hace público puede llegar a deformarse de una forma monstruosa... "Eso es lo que tiene no respetar el carácter íntimo de la intimidad, la necesaria privacidad de lo privado. Si uno airea aquello que pertenece al ámbito más reservado y personal, la realidad se deforma de manera grotesca, de la misma manera que una gota de agua limpia y transparente desvela un inaguantable hervor de paramecios y bicharracos ciliados si te pones a escudriñarla bajo el microscopio. Todos guardamos en nuestro coleto pensamientos y actos indecibles que no querríamos que otros conocieran y que, de hacerse públicos, serían probablemente malentendidos. En la hermosísima novela El Mar, de John Banville (Anagrama), una mujer agonizante habla a su marido de los momentos en que se han odiado el uno al otro. Y es que entre ellos también ha habido odio, pese a que han vivido una historia de amor profunda y tierna. Así de complicados somos en nuestra más recóndita intimidad, así de confusos. La vida personal es un secreto tan secreto que ni siquiera nosotros mismos tenemos del todo claro lo que llevamos dentro."
Las madres verdaderas no levitan, de Rosa Montero ver artículo entero en el dominical del Pais o aquí
. Algunos no soportan a Glenn Gould porque en sus grabaciones se llega a oír su voz tarareando mientras interpreta.
Y es que ¿puede una persona ser poseída por la música? Vean esto:
«Glenn Gould es un músico que a nadie deja indiferente. Directores y artistas de la época podían no estar de acuerdo con sus versiones o su forma de ver algunas obras, pero nadie dudaba de su genialidad y todos hablaban maravillas de él. Gould argumentaba su visión de la música con tanto peso que nadie podía poner en duda su talento y siempre quedaba bien patente que su originalidad daba lugar a interesantísimas versiones. Excéntrico y encantador, se presentaba a los conciertos con mitones, abrigo, bufanda independientemente del calor que hiciera, con una desvencijada silla de madera con respaldo y casi sin asiento, con las patas recortadas que hacía que le quedara la nariz a la altura del teclado. Dotado naturalmente de una técnica sorprendente, sus grabaciones son un referente musical para todo músico». según la Wikipedia.
Sacado de Libro de Notas, para leer entero el interesantísimo articulo de Francisco Serradilla pincha aquí
Son de Familjen, un grupo tecno sueco tocando "Det snurrar i min skalle", que viene a querer decir algo asi como "dentro, mi cabeza está girando". El vídeo, una preciosidad, está realizado por el también sueco Johan Söderberg, un artista del montaje corta y pega, virtuoso en sincronizar gestos o movimientos de labios con una canción. Aquí mezcla planos hipnóticos, guapas chicas de los sesenta que bailan frenéticamente, un predicador muy parecido físicamente a (oh!)Franco Battiato alentando a una especie de secta muy animada, una niña poco hábil en la batería, y, sobre todo, una fantástica anciana poseída que baila bajo el incesante ritmo de la canción.
Todo demencialmente divertido y que m´allegado vía Bater
Battiato canta una canción de Gino Paoli que fué allá por 1960 un gran éxito de Mina Michelangelo Gargiulo coloca imagenes sacadas de "Luces en la ciudad" y "La fiebre del oro" de Charlie Chaplin consiguiendo una pequeña obra llena de inteligencia y sensibilidad.
Me gusta mucho no podía dejar de ponerlo que lo disfruten