Trascribo literalmente:
Ya anunciábamos en su momento que, aunque los dirigentes del PP hubieran combatido con ferocidad en las instituciones y en la calle la ley que ampliaba a los homosexuales el derecho a casarse y a formar una familia, no tardarían en beneficiarse de ella. Pero pesábamos que esperarían por lo menos a que se resolviera el recurso que en contra de esta iniciativa, presentaron ante el Constitucional. Nada de eso: un concejal popular de Orense acaba de contraer matrimonio en una ceremonia a la que ha asistido el mismísimo presidente del PP gallego. ¿Somos adivinos? No, somos observadores. El PP también estuvo en contra de la Constitución (a la que ahora veneran); del divorcio (al que exprimen); del aborto ( al que suponemos que recurren como todo hijo del vecino). Son solo tres ejemplos pero como muestra vale un botón.
Tampoco nos ha decepcionado la Conferencia Episcopal, que ha puesto el grito en el cielo ( donde si no), atribuyendo el suceso al “exasperado pansexualismo” que se vive en España. “Exasperado pansexualismo”, no se pierdan la expresión porque es de las que marcan época. Nosotros no sabemos ni nos importa como son las relaciones venéreas entre el concejal de Orense y su cónyuge ( que sean exasperadas o serenas es un problema de ellos). Lo que sí sabemos el significado de pansexualismo, que el diccionario de la Academia define de este modo: “Tendencia a encontrar en toda conducta una motivación sexual”. Este el problema de la Conferencia Episcopal y de la Iglesia en general, que sus representantes no pueden abrir la boca sin hablar de sexo.
Tanto es así que el obispo encargado de condenar el pansexualismo español recordó, acto seguido, que el onanismo continúa siendo un pecado mortal que se paga con el infierno. Asegurar con ese desparpajo que una actividad tan natural, inocente y cotidiana como la masturbación constituye una ofensa gravísima a alguien que solo existe en la cabeza de los que creen en él, resulta tan pintoresco como negar el movimiento de traslación de la Tierra. También, por cierto en su día lo negaron, del mismo modo que el PP pidió firmas contra el divorcio. No somos nadie.
de la columna de Juan José Millás en El País de hoyseptiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006 abril 2006 mayo 2006 junio 2006 julio 2006 agosto 2006 septiembre 2006 octubre 2006 noviembre 2006 diciembre 2006 enero 2007 febrero 2007 marzo 2007 abril 2007 mayo 2007 junio 2007 julio 2007 agosto 2007 septiembre 2007 octubre 2007 noviembre 2007 diciembre 2007 enero 2008 febrero 2008 marzo 2008 abril 2008 mayo 2008 enero 2009