Durante el siglo XIX y hasta bien empezado el XX, existía la costumbre de fotografiar a los familiares muertos como recordatorio.
Eran fotografías muy cuidadas, y a veces las únicas que se tenían de esos familiares perdidos. Sobre todo las de niños, de las que se conservan muchisimas muestras, por la elevada mortandad infantil que existía en aquella época.

Los difuntos eran retratados en actitud de descanso, relajados, a veces como durmiendo una pequeña siesta. Solos o acompañados de sus seres queridos.

A finales del siglo, con la popularización de la fotografía y la posibilidad de hacer varias copias, surgió un nuevo tema: el recordatorio de la reunión de los familiares que habían ido al sepelio (los que quedaban) junto al cadáver.

O junto a una foto del difunto en la pared.

O la foto que no pudo ser en vida: la familiar fotografiada durante el sepelio y una foto del difunto en vivo añadída al grupo por medio de un foto-montaje.
links: Fotos en
Victorian Post-Mortem Photographyy una introducción muy buena a
la fotografia postmortem de Alberto Riera